Acostumbrados a que nos muestren a Maradona como un bocón desaforado que ni se calla nada ni repara en la forma en que dice lo que dice, capaz que el primer calificativo que nos viene a la cabeza es "arrogante". Sin embargo, como entrenador, Diego es humilde. Lo demostró al finalizar las eliminatorias, cuando agradeció a sus jugadores el haberlo revalidado como técnico. Diego sigue sintiéndose jugador, de manera que la identificación con sus dirigidos es absoluta. Su mensaje a Messi es que quiere ser superado por él. Escucha a todos sus hombres, a sus colaboradores del cuerpo técnico y a los miembros de su plantel, y es capaz de asimilar los aportes que recibe de ellos. Debate con Mancuso y Enrique; los tres piensan colectivamente las decisiones. No se avergüenza de hacer suya la propuesta de otro. Habla con sus jugadores y éstos hablan con él. El diálogo con Verón es frecuente durante el partido, sea que el volante de Estudiantes esté en la cancha o en el banco. Maradona se refiere a los entrenamientos como a instancias de elaboración colectiva: dice "lo hablamos", "lo vimos", "lo preparamos" en lugar de "les dije", "les expliqué" o "les hice practicar".
Diego delega en sus jugadores decisiones que hacen a la resolución concreta. Al armar el plantel priorizó en los defensores la experiencia por sobre la juventud y la velocidad. Heinze, Samuel, Demichelis, Burdisso cuando le toca entrar, deliberan y toman decisiones en la cancha. En esos cónclaves en el terreno tiene participación destacada Mascherano, quien además habla permanentemente durante el juego y se comunica con los compañeros a sus espaldas y a su frente para ordenarlos. En las jugadas con pelota detenida también hay rápidos intercambios en los que se escoge qué hacer. Deliberación no quiere decir dilación ni dudas. Hay entre todos ellos sólidas relaciones de respeto mutuo que hacen que esos procesos converjan rápidamente hacia decisiones útiles.
Maradona ha inaugurado un estilo de conducción que se aparta de la modalidad de método y obediencia de la mayoría de los entrenadores. Un liderazgo participativo. No sólo parece resultar efectivo, sino que que a Diego se lo ve feliz así, y a los jugadores también. ¿Cuánto vale la felicidad?
Volver al sitio de El Transbordador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario