domingo, 13 de julio de 2014

Otra página de oro

por Toto Imperatore
Se siente en el estómago la mordida. No la del yorugua Suárez, sino la de las mandíbulas de la ansiedad, del cuiqui, de los nervios. Una vez más Argentina en la parada más grande. Otra vez Argentina con la posibilidad de jugar una carta de excepcionalidad milagrera que ojalá se manifieste esta tarde sobre la gramilla emparchada del Maracaná.

Después, aparte la anhelada aparición mágica de Messi, que todo lo demás funcione como se comenzó a construir en el partido contra Bélgica y se perfeccionó contra Holanda. La coordinación Manchester City de Zabaleta y Demichelis. La agigantada figura de Garay. El recorrido y la guapeza de Rojito. El sobrehumano despliegue de Masche para bloquear, quitar, distribuir, cambiar de frante, hacer de lanzador o proyectarse él mismo de vez en cuando, y convertirse en líbero delante o detrás de los zagueros centrales para que Sabella, finalmente, pueda tener por momentos la línea de cinco que tanto le gusta.

Que siga igual el incansable auxilio de Biglia, la combinación de sacrificio y descaro del Pocho Lavezzi, la determinación y facilidad para encarar de Enzo Pérez, la redescubierta movilidad del Pipita y, por qué no, alguna estocada de su espada goleadora.

Y, sobre todo, que aparezca la magia del genio, del portento del fútbol mundial del siglo XXI que se ha puesto la ropa de trabajo como si fuera uno más. No te pido mucho, un poco nomás, unos destellos, unas fulguraciones, sabiendo que ese poco es incomparable. Como contra Holanda, cuando dos relámpagos de tu genio pusieron cara a cara con el gol esquivo primero a Palacio y enseguida a Maxi, y casi casi nos eximen de definir el pase a la final en los penales.

Nada distinto necesitamos, más de lo mismo, mucho más de lo mismo para doblegar al cuco que se comió crudos a los brazukas con Scolari y todo, con los superhéroes ficticios David Luiz y Hulk, con su medio equipo que salía a la cancha para tratar de compensar la ausencia de la otra mitad del equipo a lo largo de todo el torneo.

A nosotros no nos va a pasar. Eso pide, eso quiere esta hinchada sufrida y entusiasta. Que se lo merece, pero mucho más se lo merecen esos 23 pibes buenos, esos 23 pibes queribles, esos 23 amigos de todos que defienden nuestros colores en la que en estos momentos es la capital mundial del fútbol.

viernes, 4 de julio de 2014

Dame un milagro

por Toto Imperatore
La tinta de mis notas se seca antes de llegar a publicarlas. Las especulaciones se desvanecen, los análisis pierden actualidad frente a la realidad incontrastable de los hechos. En fin, exigencias del laburo que me da de comer, y que me deja poco tiempo para hacer otras cosas que tengo ganas de hacer, como atender este blog. Ésta va con la tinta fresca. En un sentido figurado, se entiende, porque ya no escribo con tinta sino con bytes.

Llegó el tiempo en que no basta con superar al rival: ahora también, y sobre todo, hay que bancarse la parada. Y esto vale en primer lugar para Costa Rica, en segundo lugar para Colombia, y también Francia y para Bélgica. Pero en este mundial plebeyo en que parecen haber caducado las aristocracias y cualquiera le hace fuerza a cualquiera, vale también para Brasil y Argentina, por las incertidumbres que han mostrado hasta ahora. Holanda y Alemania son los que parecen tenerla más favorable, al menos en esta ronda.

Ni me quiero acordar lo que sufrimos nosotros contra Suiza. Como equipo, lo más sólido que ofreció la Selección en este Mundial. Pero con su poder ofensivo disminuido, sacrificado para alcanzar ese nuevo equilibrio. Por el minuto 100, cuando Argentina parecía haberse quedado sin piernas (después recuperó en parte su energía), le mandé este sms a un amigo: "Dios danos un milagro" (aclaro que el amigo es un ser humano terrenal, de carne y hueso, yo no tengo el famoso "celular de Dios"). Dios es generoso, y en vez de un milagro nos dio tres: el gol de Ángel Di María, la pelota en el palo, y que el suizo que recibió el rebote la tirara afuera. El tiro libre del final no fue milagro, milagro hubiera sido que después de más de 120 minutos de partido un futbolista consiguiera patear la pelota por encima de la barrera.

De ahora en más ya no vale pensar. Pensar es sufrir por anticipado lo que seguramente vamos a seguir sufriendo. En Argentina no va a aparecer lo que no existe en el plantel que trajo Sabella. Lo que no existe tampoco en lo que Sabella pudo haber traido y no trajo. No hay planteo a discutir, no se puede armar el rompecabezas si las piezas no encajan, si siempre nos está faltando una pieza para alcanzar el ideal de un equipo que sea sólido abajo y que lastime arriba.

El corazón se niega a someterse a lo que ven los ojos, sea la fragilidad defensiva argentina, las dificultades para tener la pelota en otro lugar que no sea la circulación del medio hacia atrás, su falta de desequilibrio ofensivo frente a las defensas cerradas que le presentan los rivales. O se trate de la velocidad de Bélgica para pasar de defensa a ataque en contragolpes punzantes.

Sólo queda soñar y esperar que aparezcan las pequeñas diferencias, los instantáneos raptos de grandeza, la memoria de momentos más brillantes en jugadores que están rindiendo por debajo de su nivel. Y esa estirpe argentina para bancarse la parada.

Sólo nos queda soñar que el jugador de fútbol más prodigioso del planeta tenga lo que se merece. Y lo que se merece el prodigio es... no me animo a decirlo. Vamos a mirar a corto plazo. De acá al sábado, lo que se merece es desmentir la especulación del miedo que dice que Bélgica tiene la fórmula para ganarnos. Lo que se merece es meter a Argentina en el top-4, trascendiendo por primera vez en 24 años su destino histórico natural de no superar el top-8.

Vamos Argentina, sueño, locura, que esto no termina mientras no nos despierten, mientras no nos demuestren lo contrario.

jueves, 19 de junio de 2014

¿A matar o morir con "la nuestra"?

por Toto Imperatore
Medio raro este mundial... Se juega bien al fútbol, cosa que de por sí es rara últimamente, salvo honrosas excepciones. Se juega con ambición, pensando en el arco de enfrente, por momentos hasta con audacia. Una rareza. Italia juega un fútbol casi clásico. Los partidos son entretenidos, vibrantes, y con lindos goles, algo a lo que nos habíamos desacostumbrado.

Bienvenido sea. Lo demás, quizás, no es tan raro. No es tan raro que España ya se haya ido. En ese grupo redifícil, había una chance de que tal cosa sucediera: la misma chance a la que se jugó Chile con notable resultado. No es rara la contundencia de Alemania y Holanda, es lo que venían insinuando desde antes. Fue sorpresa la autoridad con que Costa Rica doblegó a Uruguay, pero que Uruguay tenga que jugarse a todo o nada contra Inglaterra era una de las posibilidades, en otro grupo dificilísimo. Y no es raro que Brasil y Argentina hayan dejado dudas.

En el caso de Argentina, lo raro fue la forma en que dejó dudas. Sospecho que Bilardo le hizo la cabeza a Sabella para que saliera con 3 zagueros centrales frente a Bosnia-Hertzegovina. La famosa "línea de 3" que es "línea de 5" según cómo se la mire. A Sabella le gusta ese esquema, pero por algo intuyo que fue "el doctor" el autor intelectual del improvisado intento.

Cualquiera sea el libreto táctico, los intérpretes tienen que saber qué hacer. En la línea de cuatro con centojás, todo el medio tiene que saber resolver cómo pasar de defensa a ataque y viceversa. En la línea de cuatro con doble cinco, los centrocampistas tienen que saber relevar a las espaldas de los laterales cuando éstos suben, de a uno o los dos como se estila ahora. Pero la "línea de 5" es quizá el esquema que demanda más ensayo, algo difícil de conseguir en una decena de partidos de eliminatorias y fechas FIFA por año. Sobre todo si los jugadores convocados no juegan a eso en sus equipos de origen, ni lo hacen juntos. Es el esquema menos natural para los argentinos. Si los futbolistas no saben cómo se juega a esto, pasa lo que nos pasó en esta primera fecha del mundial.

Si toda la defensa se queda cuidando la posición porque no se saben los desplazamientos (o se amontonan en cuanto los rivales los mueven un poco), si Rojo y Zabaleta no escalan por su lateral con decisión y agresividad, si el Kun queda atrapado entre dos centrales altos, fuertes y encima ágiles, si en el medio no hay nadie que genere juego para abastecerlo a Messi, si Messi baja para suplir esa falencia y arranca sin compañía desde atrás del círculo central, o se recuesta del lado derecho sin compañía como en los viejos tiempos, si el que distribuye en el medio termina siendo Masche desde una ubicación de "5" defensivo, entonces Bosnia-Herzegovina se te viene. Como se nos hubiera venido cualquiera que hubiéramos enfrentado con el esquema mal aprendido, fuese Costa Rica, Ecuador, Costa de Marfil, Japón, Suiza, ni qué hablar Croacia.

Y se vino nomás, al punto que en el primer tiempo pateó 10 u 11 tiros al arco, la mayoría de las veces con buena dirección, contra sólo 2 intentos desviados de Argentina. En el total del partido, fue 15-11 a favor de los balcánicos. Cuando Argentina iba, el rival duplicaba y triplicaba la marca con increíble facilidad, sobre todo sobre un Messi que no tenía en quién descargar.

En el entretiempo entraron Gago e Higuain, y la cosa cambió. Fernando usó la gambeta para romper las primeras líneas de presión del rival y distribuir desde un escalón más adelante de donde lo hace Mascherano, quien administra con criterio pero desde una posición más retrasada. Messi recibió más juego y partió desde más adelante. El Pipita le dio opciones a Messi, al ofrecerse él mismo y al liberar de marcas a Agüero. Siempre digo que no hay delantero argentino que le marque el pase a Messi como se lo marca Higuain, la prueba está en la jugada del propio gol de Messi, hermosísimo. Las subidas de Di María, y las de Zabaleta, empezaron a tener sentido al encontrar con quién asociarse. Así Argentina consolidó su victoria en la primera media hora del segundo tiempo.

En las declaraciones post-partido los jugadores le dieron al técnico un claro mensaje sobre la forma en la que quieren jugar. De todos modos, como se vio al final del encuentro, volver al esquema conocido no terminó de despejar las dudas. Argentina recibió un gol, y soportó algunas andanadas bosnioherzegovinianas en el último cuarto de hora, a las que contestó también con peligro. Pero esto no fue sorpresa, porque ya se ha dicho, se ha repetido hasta el cansancio, que este equipo nuestro es temible del medio hacia adelante y endeble del medio hacia atrás.  

Argentina sigue padeciendo un dilema parecido al que enfrentó Maradona en Sudáfrica: apostar al poder ofensivo de un grupo de delanteros de excepción (en este caso Messi-Higuain-Agüero + Di María subiendo), o desmantelar sus fortalezas ofensivas para intentar reparar las debilidades defensivas. Maradona optó por lo primero, que es lo que nos hace diferentes, y brillamos en la fase de grupos pero en las rondas de eliminación directa nos costó México y nos goleó Alemania.

Se pueden mejorar algunas cosas, como por ejemplo que los de arriba presionen más cuando perdemos la pelota, función en la que Agüero y Di María, por ejemplo, lucen bastante perezosos. Messi y el Pipita, esporádicamente, presionaron e incluso recuperaron alguna que otra pelota, pero no con la constancia con la que deberían hacerlo. Claro, esto dependerá también de su estado físico: los cuatro vienen de dolencias más o menos recientes.

Pero ningún técnico puede resolver lo que no tiene en el plantel. Lo que no tiene el fútbol argentino ni en casa ni entre los que militan en el exterior. No tiene laterales como los brasileños, ni carrileros como los holandeses. No tiene centrocampistas que pasan de defender a atacar con la velocidad de un relámpago, como los alemanes o los croatas.

Quedan Irán, que es el más flojo del grupo, y Nigeria, que por lo visto hasta ahora está lejos del nivel de otros tiempos. Ganemos esta zona, por favor, sin inventar nada nuevo. Después, quizás tengamos que salir, una vez más, a matar o morir con "la nuestra", sin garantías de ningún tipo.