lunes, 12 de julio de 2010

El Botija Panquemado

por Toto Imperatore
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El Botija es un amigo uruguayo que tengo, con quien a veces coincidimos en el transbordador. Unos años atrás transbordábamos juntos y yo justo andaba necesitando una expresión bien uruguaya para retocar un candombe cuya letra acababa de escribir. Así que aproveché para pedirle una sugerencia al Botija: él me propuso la dupla "pica - pan quemado" de las escondidas orientales. La usé, le mostré cómo quedaba, y él me dijo: "¡ahí va!".

El Botija Panquemado y yo volvimos a encontrarnos justo antes de las semifinales. Él transbodaba para tomarse un transfer al aeropuerto, porque se iba a Sudáfrica a ver a la celeste. Yo, por mi parte, ya ni me acuerdo adónde iba. Desde el 0-4 con Alemania andaba medio boleado, sin rumbo fijo...  Lo felicité por el campeonato que estaba haciendo la selección uruguaya y él me lo agradeció.

El Botija: Como tú, varios amigos argentinos me expresaron su apoyo. Y yo aprecio mucho los conceptos que han vertido, tanto sobre nuestro seleccionado como sobre el país todo.

Yo: Es cierto, me llama gratamente la atención la simpatía con que se mira en Argentina a la selección uruguaya, sobre todo entre los jóvenes. Bien distante de la rivalidad enconada de los viejos tiempos. A más de uno les escuché decir, después de que quedamos eliminados: "y bueno, ahora por Uruguay"...

Le pregunté qué pálpito tenía para el partido contra Holanda.

El Botija: Veremos... Los que alguna vez hicimos deporte sabemos que, por más difícil que sea un partido, y éste es dificilísimo, una vez que entrás a la cancha son 11 contra 11...

Hizo una pausa el Botija Panquemado, y yo me quedé esperando, porque me di cuenta que tenía ganas de seguir.

El Botija: Sea cual fuere el resultado, lo grandioso que nos pasó en este Mundial es lo contentos que estamos todos por cómo se comportaron el plantel y su cuerpo técnico. Dentro y fuera de la cancha. En nuestras sociedades, el fútbol forma parte de nosotros, de nuestra idiosincrasia, de nuestra cultura, . En el resultado se puede ganar o se puede perder: es deporte y juegan muchísimos factores en ello. Pero, independientemente del resultado, es muy importante como se actúa en la globalidad. Y eso es lo que nos tiene contentos, al menos en esta oportunidad.

Yo: Me hablás de Uruguay y no sé por qué siento que estás tratando de decirme algo sobre Argentina. ¿Es así, o es que estoy demasiado susceptible?

El Botija: No, no quise insinuar nada. Pero reconozco que después del partido Argentina-Alemania estuve tentado en escribirles a mis amigos argentinos, quizás de puro atrevido, para dejarles algunas reflexiones. Al final preferí dejar pasar unos días. Tú sabés que soy de los uruguayos que queremos enormemente a Argentina como país. Tengo muchos amigos argentinos, amigos uruguayos que viven allá, y además me encanta el fútbol argentino y sus jugadores, los de antes y también los de ahora. Salvo que jueguen contra Uruguay, siempre soy hincha incondicional de Argentina.

Yo: ¿Y cuáles eran esas reflexiones tuyas?

No digo que dudé de su declaración de incondicionalidad, pero me puse un poco a la defensiva. Y él, convenientemente, se atajó.

El Botija: Quizás las compartas, quizás no...

Yo: A ver...

El Botija:  Ustedes han tenido al mejor jugador de fútbol de todos los tiempos: Maradona fue el mejor no sólo por lo maravilloso que jugaba, sino por lo que trasmitía a sus compañeros, por cómo influía en los contrarios, en el juez, en las tribunas, etcétera, etcétera. Creo que ése, justamente, es vuestro mayor problema: no pueden desprenderse de eso. Salvando las diferencias, aún nosotros no podemos desprendernos del Maracanazo, y pasaron sesenta años.

Yo: De la adoración por Maradona no podremos ni querremos desprendernos nunca...

El Botija:  Bueno... salvando las diferencias, aún nosotros no podemos desprendernos del Maracanazo, y ya pasaron sesenta años.

Yo:  Es que Diego hizo realidad nuestro sueño de llegar bien arriba y escaparle al destino natural de Argentina en los Mundiales... Que, según mi teoría, en el fútbol moderno es entrar entre los top-8 y punto. Es decir, quedarnos en los cuartos de final.

El Botija:  Pero desde que yo recuerdo ustedes siempre aspiraron a lo máximo...

Yo:  Eso era lo lógico al principio, cuando ustedes y nosotros nos disputábamos toda la gloria... Pero del 50 en adelante quedamos unos escalones más abajo. Aunque hubo épocas en que prevalecimos en Sudamérica, para volver a ser top-2 a nivel mundial necesitamos de dos circunstancias excepcionales: la localía en el 78 y Maradona-jugador en el 86 y el 90. Con esas circunstancias a favor conseguimos dos títulos y un subcampeonato mundiales. La localía es irrepetible, lo será por varias décadas. Y tener un jugador como Maradona también lo es: no hubo otro como él, y probablemente tampoco lo habrá. ¿Entendés por qué lo idolatramos, y no sólo eso, nos empeñamos en perpetuarlo como hacedor de milagros? Yo estaba en cancha de River cuando los colombianos nos hicieron 5, nos estaban mandando al repechaje con Australia y la gente empezó a cantar Maradoooó Maradoooó. Yo pensaba por favor no canten esto, porque le están pasando a Diego una mochila que él se va a cargar sin calcular el peso. Así se inició el último capítulo de Maradona-jugador en la selección, aquel que terminó con el episodio del doping en el Mundial de Estados Unidos. A fines del 2008 el desempeño de la seleccion declinaba peligrosamente en las eliminatorias, y lo volvimos a llamar como salvador, ahora en la función de DT.

El Botija: Tú conocés bien el principio de Peters... En las organizaciones humanas cada individuo asciende hasta su nivel de incompetencia. O sea, cada vez que alcanza su desempeño óptimo en una tarea lo promueven a otra nueva, hasta que terminan por darle una tarea que lo excede, en la que inevitablemente fracasa. Con Maradona puesto a técnico ese principio vale nítidamente. Aparte, ningún cuadro de fútbol puede realizarse completamente como tal, cuando es más estrella y más marketinero su DT que sus jugadores. ¡Y eso que tienen excelentísimos jugadores! Mas aún, tienen al mejor del mundo en la actualidad.

Yo: La experiencia que vivimos con Maradona en su época de jugador fue fabulosa, un sueño, pero fue distorsionante, porque nos lleva a pensar que el prodigio individual permite sustituir al dedicado esfuerzo de construcción colectiva. Es una visión mesiánica, en la que todo lo que hay que hacer es esperar que el salvador produzca el milagro. En este Mundial repetimos ese modelo mental con Messi, lo esperamos todo de Messi. En el fútbol uruguayo hay episodios milagrosos, pero no son resultado de los superpoderes de un elegido, me parece a mí que son milagros conquistados colectivamente por determinados grupos de personas que se alinearon detrás de una causa.

El Botija: Ya que hablás de distorsión, bo... pretender que Maradona reedite como DT la influencia que tuvo como jugador es el colmo de la distorsión.

Yo: Mirá, de Maradona-técnico hubo cosas que a mí me convencieron. Hablo exclusivamente de la etapa del Mundial, apartando todo lo anterior que no me gustó. Reconozco que me entusiasmé. Me sedujo su idea de los tres delanteros; puso por encima de toda otra consideración ese concepto estratégico que anticipaba que en este Mundial nuestra ventaja diferenciadora era precisamente esa disponibilidad de atacantes que estaban pasando por su momento cumbre. Una audacia que lo alejaba de los tacticistas puros, que son expertos en diseñar esquemas para no jugar a nada. Claro, a partir de eso Diego tenía que armar de adelante para atrás un equipo que respaldara al terceto ofensivo. Apostó a que el equipo terminaría de "aparecer" durante el Mundial pero a medida que los partidos se tornaron decisivos eso no ocurrió.

El Botija: Un DT, además de hacer su trabajo, tiene que ser un referente. El consejo sabio, el conductor en las buenas y en las malas, el motivador, y un ejemplo de conducta para todos, pero especialmente para las generaciones mas jóvenes. Las estrellas deben ser los jugadores, ¡que son los que están en la cancha! Luego de sus tétricas declaraciones en Uruguay al terminar las eliminatorias, Maradona venía bastante bien en la primera parte del Mundial. Pero últimamente ya había perdido de nuevo la línea, y la perdió definitivamente tras la derrota estrepitosa con Alemania.

Yo: A mí me gustó el rol de Maradona como motivador de sus jugadores durante el Mundial. Para ellos Diego fue el ídolo máximo. Es inexperto como entrenador, pero cuenta a su favor el haber participado como jugador en cuatro Mundiales, bueno, digamos en tres Mundiales y medio, una vivencia que muy pocos tienen. Al principio ejerció un estilo de liderazgo participativo, al involucrar a sus compañeros del cuerpo técnico y a los propios futbolistas en las decisiones. Si bien no conocemos toda la intimidad, ese estilo dio señales aparentes de funcionar. Todas esas cosas me hicieron ilusionar hasta que con México las dudas reaparecieron y con Alemania se confirmaron hacia el lado negativo.

El Botija: Amigo, visto de afuera, lo mejor que pueden hacer es dejar a Maradona en el sitial de donde nunca tuvo que haber salido, el de haber sido el mejor jugador de todos los tiempos. Y poner de DT a alguien que, además de conocimientos de fútbol, táctica, estrategia, motivación, etcétera, etcétera, trasmita buenos valores. De última, el fútbol es eso, un juego, donde se pueden trasmitir valores. Jugadores, ustedes tienen de sobra.

Yo: Por supuesto que es una bendición producir jugadores en cantidad y calidad. Pero es algo que, al mismo tiempo, nos induce inconscientemente a acentuar el foco en las virtudes individuales por sobre las colectivas. Diseminados por diferentes equipos y países, nuestros jugadores engordan sus egos a la par de sus billeteras, y luego hay que ponerlos en la Selección Nacional a trabajar juntos en 1 ó 2 días previos a cada partido de la eliminatoria o, con suerte, de algún amistoso FIFA. No dudo que esos muchachos ponen la mejor voluntad del mundo, aman la camiseta argentina, se respetan y hasta se admiran mutuamente. Reconozco el sacrificio que hacen cada vez que viajan a jugar. Pero trabajar juntos, articularse, ser actores y co-gestores de un diseño colectivo, es otra cosa. Dicho sea de paso, encontrar este tipo de cohesión es más la excepción que la regla en cualquier fútbol del mundo, y el equipo que lo logra tiene una carta de triunfo realmente valiosa.

Esta vez fue el Botija Panquemado quien se dio cuenta de que yo tenía más rollo para largar, y tuvo la paciencia de esperar a que yo ordenara mis pensamientos.

Yo: Yo creo que lo primero que tenemos que tener claro es dónde estamos y adónde queremos llegar. El argentino futbolero medio (es decir, la amplia mayoría del país) cree en cada Mundial que Argentina es candidato al título, cuando la verdad ya te la dije: a menos que aparezca una nueva condición excepcional, nuestro destino natural se termina en cuartos. El objetivo debería ser superar ese dintel, o sea entrar entre los 4 mejores. Para mí no tiene sentido encarar un Mundial con el objetivo de salir campeón, porque eso no se puede planificar de antemano. Una vez que estás entre los 4 mejores todo es posible porque en esas instancias las fuerzas están parejas. Reconocer dónde estamos es el primer requisito de la deportividad. Lo segundo que tenemos que tener en claro es que el objetivo sólo podrá alcanzarse mediante la construcción colectiva.

El Botija se fue, apurado por el horario, para proseguir su viaje. Ellos sí estaban entre los 4 semifinalistas, y en esa posición ya todo le parecía posible.

Unos días más tarde volví a encontrarme con él y, con el resultado contra Holanda puesto, le deseé que Uruguay conquistara el tercer puesto contra Alemania. Con un dejo de ironía autoridirigida, agregué: "gánenles y de paso nos explican bien cómo se hace", aunque por entonces ya España había dado una muestra de lo que hacía falta para vencer a los alemanes y, por cierto, se había ocupado de no darles las ventajas que les dio Argentina. La siguiente vez que nos encontramos fue después de que Alemania derrotó a Uruguay, pero la forma en que el equipo uruguayo jugó ese partido fue una muestra cabal de cómo se podía vencer a Alemania. Porque pudieron perfectamente haberlo hecho.

lunes, 5 de julio de 2010

4 de copa

por Toto Imperatore
El sueño de una ronda semifinal dominada por Sudamérica se esfumó. Brasil se suicidó y de inmediato Holanda, sin dudar ni dejar dudas, lo remató por las dudas. Alemania desintegró con goles la ilusión de Argentina y la redujo a un mero espejismo. Paraguay le hizo frente a España de igual a igual, pero en un encuentro de pocas chances no aprovechó las suyas y terminó cayendo. De los sudamericanos, sólo Uruguay pasó, en un partido increíble que Ghana tuvo a su alcance antes de derretirse en los penales, incluido el que Gyan mandó al travesaño en el minuto 120 del juego.

Quedaron 3 semifinalistas históricos y 1 casi nuevo. Alemania es el que más frecuentó las semis, es la 12da ocasión en que llega a esta instancia; hasta ahora la superó 7 veces y claudicó sólo en 4. Más allá de sus antecedentes, en su versión actual parece un equipazo. Naturalmente estoy impresionado por el partido frente a Argentina, en el que quizá dispuso de demasiadas facilidades.

Holanda fue semifinalista en 3 oportunidades, cayó en la última (Francia '98, ante Brasil) y pasó a la final en las dos anteriores sin llegar a campeón (Alemania '74 y Argentina '78). Ya dije que de a ratos le veo cositas de aquella naranja mecánica del 74, sobre todo eso de poner la pelota al vacío en cualquier dirección y en cualquier lugar de la cancha, en corta y en media distancia. Cositas apenas, no quiero exagerar. Llega con un largo invicto en partidos internacionales, y con el respaldo de haber eliminado a Brasil en cuartos. En este torneo ganó todo lo que jugó, pero también en cada partido dio chances a sus rivales.

Uruguay es el más histórico de los tres semifinalistas históricos. Yo diría casi prehistórico, no con ánimo de ofender sino para diferenciarlo de los otros, más modernos. En el 30, de local superó la semifinal y después fue campeón; en el 50 no hubo semifinales por eliminación sino un cuadrangular en el que Uruguay se consagró por segunda vez, y por último en México '70 perdió con el Brasil asombroso de entonces. Tiene méritos en todas las líneas: una defensa y un medio campo firmes, con mucho orden y rapidez para replegarse a su zona cuando el rival gana la pelota, y un terceto de delanteros (Forlán más retrasado para conducir, Cavani de media punta o por afuera para asociarse y buscar y su goleador Suárez de punta). En lo futbolístico, hasta ahora no demostró en Sudáfrica su capacidad de juego salvo, claramente, contra el local. Sí mostró su coraje, su voluntad a puro corazón, su persistencia milagrera. En eso consistió su partido contra Ghana.

España es el casi-nuevo. Es su primera semifinal mundialista propiamente dicha, aunque una vez ya fue top-4: en Brasil '50 intervino en el cuadrangular final y quedó relegada al 4to puesto. A Sudáfrica llegó con chapa de candidata, por haber ganado su primera Eurocopa en el 2008 y por el nivel de juego que alcanzó en aquel momento. En todos los partidos de este Mundial dispuso de la pelota más que el rival y la manejó, aunque todavía no fue capaz de traducir el domino en abundancia de situaciones de gol. El Niño Torres está lejos del que se consagró en la Eurocopa, pero para compensar apareció Villa. España mostró carácter y paciencia para insistir hasta abrir brechas, aunque no llegó a establecer nítidas diferencias en el marcador con Suiza (con la que perdió el partido inicial), Chile (que le descontó con un hombre menos), y Paraguay (que consiguió emparejar los méritos durante la mayor parte del encuentro).

domingo, 4 de julio de 2010

0-4 y la noche

por Toto Imperatore
Alemania desintegró con goles la ilusión argentina y la redujo a un mero espejismo. Los cuartos de final de un Mundial ya son alta competencia. La jerarquía del rival potenció los problemas que Argentina había mostrado en varios partidos anteriores, especialmente contra México, a los que el cuerpo técnico no dio respuestas. La misma alineación que había ganado el partido anterior resultó ser demasiado poca oposición para Alemania. La franja derecha volvió a hacer agua. El medio campo volvió a ser un gran vacío en el que los volantes rivales, en este caso Schweinsteiger secundado por Khediras, movieron los hilos de su equipo. Con Verón y Pastore en el banco, Argentina padeció otra vez la ausencia de volantes de manejo y creación. En consecuencia, Messi tuvo que partir desde atrás del círculo central y hacer recorridos más largos que nunca hasta llegar arriba, ya condenado a una imposible resolución individual de la jugada.

Para buscar un antecedente a este 4-0 tengo que remontarme al Mundial '74. El partido Holanda-Argentina fue parecido a éste, no sólo por el marcador final sino también por haber puesto frente a frente a un equipo con funcionamiento afiatado y un combinado de individualidades, y por la desequivalencia futbolística resultante. No digo que la Alemania actual, que recién asoma, sea comparable a aquella perfecta naranja mecánica. Pero, por otro lado, debo reconocer que en las marquesinas internacionales los actuales integrantes del equipo argentino brillan mucho más que los de aquel entonces.

A pesar de todo no voy a caer ahora en la necrofagia, esa costumbre tan argentina de devorarse a los caídos. No me vengan a decir que faltó un trabajo de años. Es obvio que faltó, porque Maradona lleva 20 meses como DT de la Selección. No se benefició con la continuidad de un proceso anterior, porque cuando agarró el equipo éste languidecía con aquel estilo de circulación periférica, renuente a pasar a la fase ofensiva, que Diego quiso cambiar. La mayor parte de su gestión se consumió en el arduo proceso de clasificación, definido angustiosamente, y el resto fueron amistosos espaciados, algunos irrelevantes. En el último tramo previo al Mundial, la falta de competencia fue presentada como algo deseado, una precaución para evitar lesiones. A lo largo de su gestión Diego tomó decisiones zigzagueantes que lo llevaron a convocar más de un centenar de jugadores. Ahora bien, tampoco hace mucho que Alemania encontró su actual formación y sin embargo mostró funcionar como equipo. Hasta hace un par de meses su capitán y conductor era Ballack, quien se perdió el Mundial por una lesión; quizás esta desgracia terminó por facilitar la eclosión de algo nuevo. Sacando al goleador Klose, al central Friedrich y algún suplente, sus jugadores son muy jóvenes. Podolski tiene experiencia a pesar de sus 25 años, Schweinsteiger apareció como promesa en el Mundial pasado, pero Oezil debutó en el partido amistoso con Argentina a principios de este año y Müller tiene unos pocos meses de titular. Quiero decir: en armar un equipo realmente bueno hay una parte que tiene que ver con tener ideas claras, y otra parte que depende de hallar intérpretes superlativos para materializarlas... en todos los sectores de la cancha.

Maradona llegó al Mundial sin otra alternativa que decidir sobre la marcha, eso ya lo sabíamos incluso antes de empezar a ilusionarnos. Al fin y al cabo, él es un presentista absoluto y vive de esa manera. Tuvo claridad para ver algunas orientaciones estratégicas y ponerlas por encima de la táctica. Ése es su mérito. Los tacticistas puros, e incluyo en este grupo a varios de los personajes que hablan o escriben sobre fútbol en Argentina y también a ciertos técnicos, carecen de pensamiento estratégico. Parten del dibujo táctico y pretenden convencernos que la cuestión se limita a ponerles nombres a los puestos. Me hacen acordar a esos juegos de encastre con los que se entretienen y aprenden los nenes de 2 años.

De ahí en adelante, Diego y sus colaboradores debían completar una estrategia de juego que abarcara a todas las líneas del equipo y, en función de ésta, definir tácticas que hicieran posible que las fortalezas estratégicas se manifestaran. No haberlo hecho es su demérito. El plantel que se lleva a un Mundial debería estar determinado por las decisiones que se toman en el plano estratégico y quizás, accesoriamente, por algunas de las que se toman en el plano táctico. Una vez que el plantel está elegido, la disponibilidad de jugadores pasa a ser una restricción más. En la conducción, a Diego le adjudico otro mérito: el haber introducido un estilo de liderazgo que pareció rendir sus frutos hasta que llegó este duro revés deportivo.

Quizás en el equipo alemán haya mejores condiciones para desarrollar una estrategia de juego y un esquema táctico, porque hay una mayor continuidad conceptual. Intuyo que es así, aunque no estoy completamente seguro de ello: no es el mismo sistema táctico el de la época de Beckenbauer-jugador que los de Beckenbauer-técnico, el de la época de Ballack que el de este Mundial. Pero quizás las diferencias sean menores. Algo similar pasa en Brasil: hay una tradición que trasciende al tiempo. En lenguaje común, "saben a lo que juegan". En Argentina también hay tradición, quién puede discutirlo, pero está cada vez más circunscripta a las destrezas individuales que se transmiten de generación en generación. A nivel Selección el fútbol argentino -el fútbol como sistema de juego y no los jugadores como individuos- tiene problemas de identidad desde hace... más de medio siglo. Je, je, esta es una afirmación osada, porque en el medio hay dos títulos y una final mundiales, y unos cuantos títulos juveniles, pero tengo argumentos para desarrollarla y lo haré en otro momento.
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Esta nueva eliminación mundialista desnuda problemas estructurales del fútbol argentino. Voy a dejar de lado las cuestiones extrafutbolísticas que todos conocemos, desde los dirigentes a los barras bravas, no porque no sean importantes sino porque quiero concentrarme en lo futbolístico. Hace tiempo que Argentina tiene problemas por las bandas, sencillamente porque no surgen laterales en nuestro fútbol. En el mundo, los grandes equipos han sabido resolver el manejo de las bandas. Sin ir más lejos, Alemania tiene hoy a Lahm por derecha, lo vimos dominar su banda a despecho de Di Maria, Maxi y/o Heinze, y recorrió la izquierda con el lateral Boateng y el volante ofensivo Podolski.

Hace tiempo que no producimos zagueros centrales de calidad. Otamendi fue una de las buenas apariciones recientes en ese puesto, aunque en esta Selección jugó de otra cosa. Pero en general no surgen centrales con las virtudes distintivas de los centrales: envergadura y solidez física, justo balance fuerza-velocidad, juego aéreo, reflejos, visión de entorno, inteligencia táctica, temple, personalidad. Los pibitos no quieren ser laterales o zagueros, porque éstos tienen poca cámara en la tele; los padres no quieren que sus hijos jueguen de eso, porque son los puestos menos cotizados. Los cazadores de talentos que trabajan con los representantes casi ni se fijan en ellos, porque sus transferencias son negocios menores.

Con respecto a delanteros, no nos podemos quejar: a Sudáfrica fuimos con una buena dotación. Sin embargo hace tiempo que no vemos surgir centrodelanteros de corte clásico, capaces de exigir en el duelo físico con los defensores rivales, llevárselos de paseo, cabecear en las dos áreas, causar desparramos, salir a participar en la circulación ofensiva y entrar con oportunismo para meterla con cualquier parte del cuerpo, obstruir la salida rival... Maradona llevó a Palermo: el Loco hace buena parte de ese menú y se lo merecía, pero también es cierto que el DT no encontró nada comparable en generaciones más jóvenes. Están muy bien los delanteros pequeños y veloces, pero también hay que tener de los otros para diversificar las opciones.

Hace tiempo que los técnicos de la Selección apenas si pueden trabajar con sus jugadores. Los países que tienen a sus cracks en el extranjero deben enfrentar la renuencia de los clubes a cederlos, que se traduce incluso en presiones directas sobre los futbolistas. Disponen de ellos muy espaciadamente, dentro de los calendarios y las condiciones que la FIFA ha ido reglamentando, sesgadas, como era de esperarse, hacia el interés de los clubes. Los propios seleccionadores nacionales se autolimitan en las convocatorias para no desgastar tanto al jugador. Ante estos obstáculos, deberían sacar el máximo provecho de las fechas de amistosos FIFA. Argentina no lo hizo. Las selecciones sudamericanas necesitan mantenerse fogueadas compitiendo con los europeos, cosa que el extenso calendario de las eliminatorias de CONMEBOL les dificulta. En contraposición a este panorama, los integrantes de la selección germana juegan todos en su propio país; si bien es cierto que la tensión selección-clubes también existe, no es la misma. Hay quienes dicen que hace por lo menos un año que en Alemania tienen la Jabulani, que Adidas desarrolló y fabrica allí, pero no quiero caer en explicaciones que no puedo confirmar y suenan a excusas llorosas.

Con todo esto, tenemos que aceptar que mantener nuestro nivel histórico de top-8 es un buen logro, sólo menoscabado por la goleada que recibimos en la despedida. Como no podemos volver a 1930, para subir a niveles más selectos seguiremos necesitando de condiciones excepcionales, como lo fueron la localía en el 78 (de paso recordemos que al 78 se llegó tras un par de años en que estuvo prohibida la transferencia de jugadores al exterior) o el tener a Maradona en el 86 y el 90. La condición excepcional de este 2010 fue contar con un puñado de los mejores delanteros del mundo en un momento cumbre de sus carreras, y no alcanzó. Al menos, no alcanzó con lo que se hizo en torno a ellos. Bueno, los acontecimientos obligan a pasar a otra cosa. Pasando a otra cosa:
¡¡Fuerza Uruguay!! ... Y a mirar la Copa Davis.
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viernes, 2 de julio de 2010

La encrucijada

por Toto Imperatore
A medida que los caminos del Mundial se estrechan, los que pasan tienden a ser los viejos conocidos. Sin embargo, esta vez hay dos recién llegados al grupo de los 8 mejores: Ghana y Paraguay. Son las cenicientas de los cuartos de final, en los papeles candidatos a ser eliminados, respectivamente, por Uruguay y España.

Si bien Ghana accede a esta instancia por primera vez, es la tercera que un representante de África lo hace, lo que ratifica la evolución del fútbol de este continente. A los países africanos todavía les falta mucho, futbolísticamente hablando, pero quieren dejar marcado como propio el pequeño territorio conquistado. Contra los pronósticos, Ghana apuesta a hacer valer lo suyo: su buen juego, que combina aptitud atlética y destrezas técnicas, y un par de individualidades descollantes. Esta vez Ayew, el veinteañero que fue su conductor contra Estados Unidos, estará suspendido por haber acumulado dos amarillas.

Al menos en los números, Sudamérica domina los cuartos de final del actual torneo con 4 clasificados; pero Paraguay tiene una historia mundialista desproporcionadamente modesta en relación a la de sus tres vecinos pluricampeones. A Paraguay parece habérsele cerrado el arco rival. Lleva 210 minutos sin convertir y, si bien 120 de ellos se los consumió Japón con una pareja de centrales y un arquero de lo mejor del Mundial, no hay duda que la falta de gol y la dificultad para generar juego son sus déficits. Confían en que su impenetrabilidad defensiva sea una carta de triunfo contra los españoles. Se ilusionan con que la moral española se vaya deteriorando si no consiguen establecer diferencia en el tanteador, y que Haedo Valdez, si entra desde el arranque, sea capaz de fabricar y aprovechar alguna ocasión de gol.

Excluidas las cenicientas, quedan seis equipos. Mi razonamiento se inclina por Brasil como candidato número 1 al título. No parece haber forma de vulnerar al "scratch", está muy sólido del medio hacia atrás, hasta el arco inclusive. Ninguno de sus cuatro rivales de este Mundial lo puso en peligro, y no es fácil imaginarse cómo alguno lo hará. Si eso fuera lo que parece, entonces Brasil tiene 90 minutos por partido para generar algo y, eso es mucho tiempo como para que de los talentos de Kaká y Robinho no salga algo, aunque ellos no estén en la cúspide de su rendimiento. Y si no, está Luiz Fabiano adelante, la proyección de los laterales que llegan bien arriba con capacidad de resolución y definición, el aporte de Elano cuando entra, la subida de los centrales. Y esa capacidad brasileña para usar los espacios, ahora en proyecciones a gran velocidad, para obligar a los defensores rivales a cruzarse y abrir callejones hacia el arco rival. No hace falta que lo hagan muchas veces, con unas pocas por partido les ha alcanzado hasta ahora.

Como candidato número 2 lo pongo a Alemania. La gran incertidumbre con respecto a su futuro en la Copa es que mañana enfrenta a Argentina, y el nivel de un equipo en relación a otro no puede medirse más que en la confrontación directa. Alemania es capaz de desplegar a sus delanteros en velocidad para aprovechar los espacios y desorganizar las defensas rivales. Algo parecido a lo que dije respecto de Brasil, sólo que los germanos son todavía más contragolpeadores. Su gran velocidad para pasar de defensa (o de retención defensiva de pelota) a ataque es lo que la hace candidata. Pero de Alemania se ha ocupado mi amigo Andrés Garofalo en otra nota. Yo no lo haré porque ahora estoy corriendo contra reloj con los partidos de hoy.
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Paradójicamente, para mí el candidato número 3 es Argentina. Influye mi corazón, pero también la convicción de que Argentina puede hacer lo impredecible, porque es la resultante del desempeño de sus individualidades. Con más razón ahora que las declaraciones de Maradona y lo visto en los entrenamientos sugieren que mañana el DT pondrá en cancha la misma alineación que jugó contra México: eso significa que los cambios en el funcionamiento sólo podrán provenir de cambios en las performances individuales de los mismos actores. Al fin y al cabo, si reciben juego sus delanteros pueden alcanzar un nivel altísimo y generar lo impensado. No por nada los alemanes se dedican a la guerra psicológica a través de las declaraciones: como interpretaron Diego y sus jugadores, es señal de que temen. Si Argentina encuentra el equipo para ganarle a Alemania, estará muy fuerte para los siguientes dos pasos.

Para las candidaturas número 4 a 6, no encuentro diferencias para inclinarme por Uruguay, España u Holanda. Cualquier ranking es igual para mí. Cada uno de los dos primeros juega con su respectiva cenicienta, y a priori eso es una ventaja.

Uruguay tiene con qué aspirar a más, juega a la uruguaya, ha mostrado personalidad, tiene una defensa firme y encontró a partir de su segundo partido un funcionamiento ofensivo que no le ha proporcionado un gran número de opciones pero sí le dio respuestas cuando las necesitó. En cuanto a juego y tenencia de pelota, lo mejor se vio contra la débil Sudáfrica, antes y después no mostró mucho.

España debería ser candidato por juego, especialmente si consigue apuntalar su presencia ofensiva con más participantes que resuelvan acertadamente para no depender exclusivamente de Villa, que está haciendo un gran Mundial, en la definición. Pese a su capacidad de crear juego, en general no ha sabido consolidar su dominio hasta abrir el marcador, cosa que contra Suiza no consiguieron y contra Chile y Portugal les resultó arduo, como seguramente lo será ante los paraguayos. En defensa no sé, contra Portugal pareció frágil. Si supera a Paraguay, la esperan una nueva dificultad: Argentina o Alemania.

Holanda no es un candidato despreciable, en absoluto. Tiene un fútbol simplificado y efectivo, con algo de aquel manejo de los grandes vacíos sobre cualquier eje (hacia adelante, hacia atrás, de banda a banda, en las diagonales) y a distintas distancias que tenía la naranja mecánica de los buenos tiempos. Una reminiscencia apenas, tampoco exageremos, pero algo tiene. Lo tiene a Robben, que se muestra bastante recuperado de sus problemas físicos. Ganó todo lo que jugó, igual que Argentina, pero a diferencia de ésta lo hizo casi siempre por marcadores apretados. Aunque visualmente sus triunfos no parecieron estar comprometidos, dio oportunidades a sus rivales. Su principal problema es que ahora, en un ratito nomás, enfrenta a Brasil. Si supera este paso, también tomaría un impulso grandísimo.

Mis pronósticos para semifinales son Brasil-Uruguay y Argentina-España. Argentina lo pongo con el corazón. Con el corazón también podría poner a Paraguay, pero mi lógica se resiste. Con Paraguay también en semifinales, el Mundial se parecería a la Copa América: Sudamérica al tope, y para Blatter... la frasesita de Maradona.
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