por Toto Imperatore
Medio raro este mundial... Se juega bien al fútbol, cosa que de por sí es rara últimamente, salvo honrosas excepciones. Se juega con ambición, pensando en el arco de enfrente, por momentos hasta con audacia. Una rareza. Italia juega un fútbol casi clásico. Los partidos son entretenidos, vibrantes, y con lindos goles, algo a lo que nos habíamos desacostumbrado.
Bienvenido sea. Lo demás, quizás, no es tan raro. No es tan raro que España ya se haya ido. En ese grupo redifícil, había una chance de que tal cosa sucediera: la misma chance a la que se jugó Chile con notable resultado. No es rara la contundencia de Alemania y Holanda, es lo que venían insinuando desde antes. Fue sorpresa la autoridad con que Costa Rica doblegó a Uruguay, pero que Uruguay tenga que jugarse a todo o nada contra Inglaterra era una de las posibilidades, en otro grupo dificilísimo. Y no es raro que Brasil y Argentina hayan dejado dudas.
En el caso de Argentina, lo raro fue la forma en que dejó dudas. Sospecho que Bilardo le hizo la cabeza a Sabella para que saliera con 3 zagueros centrales frente a Bosnia-Hertzegovina. La famosa "línea de 3" que es "línea de 5" según cómo se la mire. A Sabella le gusta ese esquema, pero por algo intuyo que fue "el doctor" el autor intelectual del improvisado intento.
Cualquiera sea el libreto táctico, los intérpretes tienen que saber qué hacer. En la línea de cuatro con centojás, todo el medio tiene que saber resolver cómo pasar de defensa a ataque y viceversa. En la línea de cuatro con doble cinco, los centrocampistas tienen que saber relevar a las espaldas de los laterales cuando éstos suben, de a uno o los dos como se estila ahora. Pero la "línea de 5" es quizá el esquema que demanda más ensayo, algo difícil de conseguir en una decena de partidos de eliminatorias y fechas FIFA por año. Sobre todo si los jugadores convocados no juegan a eso en sus equipos de origen, ni lo hacen juntos. Es el esquema menos natural para los argentinos. Si los futbolistas no saben cómo se juega a esto, pasa lo que nos pasó en esta primera fecha del mundial.
Si toda la defensa se queda cuidando la posición porque no se saben los desplazamientos (o se amontonan en cuanto los rivales los mueven un poco), si Rojo y Zabaleta no escalan por su lateral con decisión y agresividad, si el Kun queda atrapado entre dos centrales altos, fuertes y encima ágiles, si en el medio no hay nadie que genere juego para abastecerlo a Messi, si Messi baja para suplir esa falencia y arranca sin compañía desde atrás del círculo central, o se recuesta del lado derecho sin compañía como en los viejos tiempos, si el que distribuye en el medio termina siendo Masche desde una ubicación de "5" defensivo, entonces Bosnia-Herzegovina se te viene. Como se nos hubiera venido cualquiera que hubiéramos enfrentado con el esquema mal aprendido, fuese Costa Rica, Ecuador, Costa de Marfil, Japón, Suiza, ni qué hablar Croacia.
Y se vino nomás, al punto que en el primer tiempo pateó 10 u 11 tiros al arco, la mayoría de las veces con buena dirección, contra sólo 2 intentos desviados de Argentina. En el total del partido, fue 15-11 a favor de los balcánicos. Cuando Argentina iba, el rival duplicaba y triplicaba la
marca con increíble facilidad, sobre todo sobre un Messi que no tenía en quién descargar.
En el entretiempo entraron Gago e Higuain, y la cosa cambió. Fernando usó la gambeta para romper las primeras líneas de presión del rival y distribuir desde un escalón más adelante de donde lo hace Mascherano, quien administra con criterio pero desde una posición más retrasada. Messi recibió más juego y partió desde más adelante. El Pipita le dio opciones a Messi, al ofrecerse él mismo y al liberar de marcas a Agüero. Siempre digo que no hay delantero argentino que le marque el pase a Messi como se lo marca Higuain, la prueba está en la jugada del propio gol de Messi, hermosísimo. Las subidas de Di María, y las de Zabaleta, empezaron a tener sentido al encontrar con quién asociarse. Así Argentina consolidó su victoria en la primera media hora del segundo tiempo.
En las declaraciones post-partido los jugadores le dieron al técnico un claro mensaje sobre la forma en la que quieren jugar. De todos modos, como se vio al final del encuentro, volver al esquema conocido no terminó de despejar las dudas. Argentina recibió un gol, y soportó algunas andanadas bosnioherzegovinianas en el último cuarto de hora, a las que contestó también con peligro. Pero esto no fue sorpresa, porque ya se ha dicho, se ha repetido hasta el cansancio, que este equipo nuestro es temible del medio hacia adelante y endeble del medio hacia atrás.
Argentina sigue padeciendo un dilema parecido al que enfrentó Maradona en Sudáfrica: apostar al poder ofensivo de un grupo de delanteros de excepción (en este caso Messi-Higuain-Agüero + Di María subiendo), o desmantelar sus fortalezas ofensivas para intentar reparar las debilidades defensivas. Maradona optó por lo primero, que es lo que nos hace diferentes, y brillamos en la fase de grupos pero en las rondas de eliminación directa nos costó México y nos goleó Alemania.
Se pueden mejorar algunas cosas, como por ejemplo que los de arriba presionen más cuando perdemos la pelota, función en la que Agüero y Di María, por ejemplo, lucen bastante perezosos. Messi y el Pipita, esporádicamente, presionaron e incluso recuperaron alguna que otra pelota, pero no con la
constancia con la que deberían hacerlo. Claro, esto dependerá también de su estado físico: los cuatro vienen de dolencias más o menos recientes.
Pero ningún técnico puede resolver lo que no tiene en el plantel. Lo que no tiene el fútbol argentino ni en casa ni entre los que militan en el exterior. No tiene laterales como los brasileños, ni carrileros como los holandeses. No tiene centrocampistas que pasan de defender a atacar con la velocidad de un relámpago, como los alemanes o los croatas.
Quedan Irán, que es el más flojo del grupo, y Nigeria, que por lo visto hasta ahora está lejos del nivel de otros tiempos. Ganemos esta zona, por favor, sin inventar nada nuevo. Después, quizás tengamos que salir, una vez más, a matar o morir con "la nuestra", sin garantías de ningún tipo.